Acaba el año, y con él, por primera vez, quiero hacer un cambio de registro en mi blog.
Y lo hago sin ánimos de ofender absolutamente a nadie. Que ninguna mente paranoica llegue a pensar que utilizo el castellano como lengua de segundo orden, o subordinada a ciertos temas pudorosamente criticables. Sencillamente la utilizo para debilitar ciertos argumentos demagógicos de algunos que podrían manifestar que lo escrito –por estar en lengua distinta a la de su rancio imperio- no va con ellos.
Dicho sea de paso, y en salvaguarda de mi gran respeto a la lengua castellana, debo decir que es mi lengua materna, y me siento comodísimo cuando la utilizo en uno u otro formato.
Pero vamos a lo que iba. El título ya lo anuncia: sencillamente indignante.
¿Y a qué me refiero?
Simple y llanamente al último de los pulsos de la cúpula de la iglesia católica al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El pasado fin de semana, los dirigentes oficiales de una iglesia que se autoproclama católica y cristiana, han sido capaces de convocar, bajo un lema aparentemente inocuo e inocente (“Por la familia cristiana”), a varios centenares de miles de seguidores. El hecho seguramente habría tenido una mayor relevancia sociológica, si el acto hubiese tratado sobre el anuncio del eslogan. Pero éste, como algunos eventos más en los que ha participado de forma oficial u oficiosa la iglesia católica de nuestro país (que no representa, ni por asomo, el sentir y el pensar de la mayoría de sus creyentes), se convirtió en un nuevo acto político enmascarado de color negro y púrpura.
¿Cómo, por tanto, se puede entender que este acto se convirtiera en una exacerbada manifestación contra reformas legislativas como la del matrimonio homosexual, el divorcio, el aborto, la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía…?
¿Cómo se atreve el presidente de la Conferencia Episcopal a manifestar que “la familia está fundada sobre el matrimonio, que es la unión de un varón y una mujer para transmitir vida”? ¿Dónde está la aportación fáctica de la iglesia oficial a este tipo de familia que tanto defiende?
¿Cómo se atreve el arzobispo de Valencia a manifestar, en un discurso apocalíptico, que “la cultura del laicismo radical es un fraude, un engaño que sólo conduce a la desesperanza por el camino del aborto, el divorcio exprés y las ideologías que pretenden manipular la educación de los jóvenes"? ¿Cómo se atreve a declarar que “por ese camino no se respeta la Constitución de 1978 y nos dirigimos a la disolución de la democracia”? ¿A qué respeto y democracia se refiere; al propio o al ajeno? ¿Dónde está la adaptación de la iglesia oficial a un estado laico y aconfesional? ¿Dónde está la aportación –de algunos- para erradicar el engaño, la desesperanza y la manipulación?
¿Cómo se atreve el arzobispo de Madrid a manifestar “… que se haya dado marcha atrás a la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU sobre el derecho de la familia a ser protegida por el Estado”? ¿Se le ha olvidado a alguien que el Estado debe velar por la protección de todas las familias, y no sólo de algunas?
Y para acabar de adobar un guiso tan suculento, el apoyo incondicional de Benedicto XVI en videoconferencia desde el Vaticano…
Pero lo más curioso, de toda la confrontación de la jerarquía eclesiástica con el estado de derecho, es que esta desproporcionada beligerancia se produce en unos momentos en los que la iglesia católica ha alcanzado los máximos privilegios de nuestra reciente historia democrática. Se produce en momentos en que el propio gobierno de Rodríguez Zapatero, durante la presente legislatura, ha llegado a acuerdos muy ventajosos con los centros concertados católicos; se sigue manteniendo la asignatura de religión en el programa educativo; se llega a la estabilidad económica a cargo del Estado de los 15.000 profesores de la asignatura de religión –que selecciona y despide a su libre albedrío la jerarquía eclesiástica, con criterios totalmente desfasados, arbitrarios y poco objetivos-; se ha incrementado la aportación voluntaria del IRPF del 0,52% al 0,7%; amén de las mejoras introducidas en los convenios entre el Estado y la Santa Sede.
Todo ello sin dejar de mencionar que el PSOE ha dejado fuera de su programa electoral para las próximas elecciones legislativas temas tan importantes como la ampliación de la legislación sobre el aborto, e iniciar el debate sobre la eutanasia. Dos cuestiones altamente demandadas por una amplia representación de la sociedad española, y fuertemente denostada por el ala más conservadora de la iglesia católica.
¿Qué más se pude pedir?
4 comentaris:
Aquí hay otra visión, a ver qué te parece:
Defendiendo la democracia, como siempre, con algo de memoria histórica.
Benvolgut,
m'agradaria saber quina opinió et mereix com a socialista català el "Viva España! Viva el rey!" de Carme Chacón?
http://www.youtube.com/watch?v=YnmahgPmLY4&feature=related
Gràcies
Xavier Mir
Lo que es un buen puesto. Me encanta la lectura de estos tipos o artículos. Puedo? Esperar a ver lo que otros tienen que decir.
Grande, he encontrado lo que "he estado buscando para
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